Resumen:
La Agrícola y Ganadera Estancia Río Cisnes tiene sus orígenes en la concesión
de tierras otorgada por el Estado de Chile a Joaquín Rodríguez y Antonio Allende
en junio de 1903, quienes traspasaron los derechos de la concesión a la empresa
Anglo-Chilean Pastoral Company, sociedad ganadera formada para utilizar dichas
tierras concesionadas. En 1904 comienza la operación de la empresa con la
crianza de ganado ovino, como rubro principal, junto con la construcción de las
principales infraestructuras en la unidad productiva denominada estancia. En
1908, la estancia ya tiene varias instalaciones en el casco de la misma, ubicado
cercano al paso fronterizo Frías-Appeleg y en 1924, durante la administración y
propiedad de Juan Dunn, la estancia cambia de propiedad a la Sociedad
Ganadera Río Cisnes, que operó regularmente hasta los años sesenta, periodo en
que se produce la Reforma Agraria, modificando la propiedad por sucesivas
expropiaciones y modalidades de entrega de tierras, primero a un grupo de
propietarios y posteriormente a varias familias del sector.
Actualmente, la Estancia Cisnes pertenece a la familia Boueckart, con un área
aproximada de 130.000 hectáreas, desarrollando producción ganadera extensiva
en praderas de coirón (Festuca gracillima) donde principalmente se crían ovinos y
en menor proporción bovinos de carne. En 2009, fueron declarados patrimonio
histórico por el consejo de monumentos nacionales, las construcciones de la
Sociedad Industrial Aisén y de la casona fundacional en Estancia Alto Río Cisnes.
El grupo controlador de Estancia Río Cisnes, desde el 2010 comienza el diseño y
construcción de una planta para faenamiento de ovinos con frigorífico. Este es un
hito significativo para la empresa y para apoyar el desarrollo local por la necesidad
regional, ya que los corderos eran faenados en ciudades como Osorno y Chillán,
con traslados entre 24 a 72 horas, generando pérdidas económicas por
disminución del peso vivo y rendimiento centesimal de la canal (Carter y Gallo,
2008), disminuyendo el bienestar animal en los animales, por un mayor nivel de
estrés con el consecuente desgaste de reservas energéticas necesaria para un
adecuado proceso de maduración de la carne (Carter y Gallo, 2008).
Además, este emprendimiento tecnológico y comercial representa una oportunidad
para los rubros ganaderos locales, diversificando la matriz comercial mediante la
integración regional al mercado internacional de carne de ovino procesada
exportable, con la consiguiente agregación de valor al producto final y
competitividad para el precio de compra de corderos producidos por el sector
primario.