Evaluación de las pérdidas de agua ocurridas en la producción y distribución de agua potable en el sistema de tratamiento de Agua Potable Nogales.

Abstract

El agua dulce disponible en el mundo representa solo un 2,5% del total de agua en el planeta, de la cual solo el 31% se puede utlizar para consumo humano y otras actividades productivas (MMA, 2018). Lo anterior representa que la cantidad de agua disponible para sobrevivir es extremadamente limitada, sumada al sostenido crecimiento económico y desarrollo de las sociedades, se ha generado cada vez mayores presiones sobre los recursos hídricos. Es por esto que se considera fundamental reducir los gastos de agua que signifiquen su derroche. Uno de los focos de gastos injustificados de agua, son los que ocurren en las redes de distribución de agua potable y que no solo consideran pérdidas de agua, sino, también de la energía e insumos utilizados en su tratamiento. Actualmente las ciudades están perdiendo el equivalente a 36 piscinas olímpicas de agua potable al día (UNESCO, 2014) Chile no queda fuera de esta problemática y al considerar las zonas concesionadas, son las empresas sanitarias las que se encuentran a cargo de las redes de distribución de agua potable, que en promedio, durante el 2015 presentaron pérdidas de agua equivalentes al 33,6% del total distribuido (SISS, 2016). En este estudio se realizó la evaluación de las pérdidas de agua ocurridas en la producción y distribución de agua potable en un sistema de tratamiento de agua potable durante el año 2016. Para esto se consideraron los volúmenes de agua captados y tratados por la Planta de Tratamiento de Agua Potable de Nogales, que abastecieron en ese periodo, por medio de diferentes estanques de distribución de agua potable, a las comunas de Rancagua y Machalí, correspondientes a 22.831.130 m3 de agua, de los cuales se distribuyeron 97,5% del total captado. Estas aguas se transportaron hacia 6 estanques que delimitan diferentes sectores, registrando volúmenes no facturados desde la salida de la planta, pasando por los estanques, hasta la llegada a los clientes, en total 7.494.090 m3, de los cuales el 10,6% representa pérdidas por ilícitos e inexactitudes en las mediciones. Adicionalmente, existieron pérdidas operacionales, ocurridas durante el tratamiento del agua, que junto con las pérdidas en la red suman 8.056.799 m3, lo que equivale al 35,2% del volumen captado. Estos valores transformados a energía eléctrica equivalen a 366.449 kWh consumidos y perdidos, esto corresponde al 38% de energía eléctrica anual utilizada por la propia planta. La energía eléctrica es utilizada para la inyección de ciertos insumos químicos necesarios en el proceso que también se ven desperdiciados junto con las pérdidas de agua. La pérdida total de dinero valora al año 2016, entre energía eléctrica e insumos químicos asciende a más de 78 millones de pesos durante el año 2016. Finalmente, mediante el análisis de dos indicadores, el Rendimiento Volumétrico e Índice ILI se identificó la zona crítica del sistema, correspondiente a Sanchina. Al comparar los resultados obtenidos de los indicadores con los del resto del mundo, ubican al sistema en estudio con valores muy similares a los que tienen países desarrollados, como España y Alemania. Aun así, la empresa modelo descrita por la Superintendencia de Servicios Sanitarios, indica que las cantidades de agua perdida, consideran al sistema Rancagua-Machalí ineficiente, por ende, requiere adoptar medidas para controlar y mejorar esta situación. Existen múltiples medidas para controlar las pérdidas de agua, las que deben atacarse de acuerdo al tipo de fuga detectada, están van desde grandes inversiones en tecnología por parte de la compañía, como la capacitación de sus colaboradores e incluso actos tan evidentes como apegarse estrictamente a la normativa vigente. Seguir cualquiera de estas recomendaciones generará disminuciones en las pérdidas de agua forjando un bien tanto para la industria como el medio ambiente.