Resumen:
A principios del siglo XX en América latina, junto con la consolidación del capitalismo
―extractivo‖ que proveía de materias primas a las grandes potencias industriales, que
eran principalmente las riquezas básicas de esas naciones, se generó un fenómeno
importante de urbanización y crecimiento inorgánico de las grandes ciudades. Este
fenómeno se intensificó durante las décadas del cincuenta y sesenta, caracterizando
ese periodo histórico que hoy se conoce como la ―migración campo-cuidad‖: mientras
los campos se industrializaban y el patrón productivo cambiaba de escala, la
población campesina fue migrando a los centros urbanos, trayendo consigo
aspiraciones de trabajo y educación.
Con similar origen, pero con las evidentes diferencias culturales y sociales de cada
territorio, estos flujos de población rural se instalaron con precarias viviendas en
terrenos de muy bajo valor, generalmente humedales y sitios eriazos o en las orillas
de ríos o afluentes de agua alrededor de las zonas urbanas. Este fenómeno que fue
caracterizado durante la década del 50 y 60 como ―cinturones de pobreza‖, recibió en
cada país, principalmente de Sudamérica, distintos nombres: ―Villas Miseria‖
(Argentina), ―Favelas‖ (Brasil), ―Cantegril‖ (Uruguay), ―Pueblo Nuevo‖ (Perú), o
―Poblaciones Callampas‖ (Chile), generó presión social y política, lo que obligó a
muchos Estados y gobiernos a implementar políticas de desarrollo social que
incluyeron posteriormente el derecho a una vivienda digna como una conquista ética
y social.