Resumen:
El sujeto homosexual emerge en el entramado literario cercado por el poder disciplinario y el biopoder, encargados de regular su deseo en los niveles individual y colectivo. Los personajes portan en sus cuerpos las marcas de su desobediencia, despertando un impulso de aniquilación replicado en toda la sociedad; la heteronorma disciplinaria despliega mecanismos de vigilancia, represión, castigo y eliminación incesantes que proliferan dentro del campo médico, legal, religioso y estatal. Buen criollo (1985) de Adolfo Caminha, Los cuarenta y uno: novela crítico-social (1906) de Eduardo Castrejón (seúd.), Pasión y muerte del cura Deusto (1924) de Augusto D’Halmar, El ángel de Sodoma (1927) de Alfonso Hernández-Catá y Hombres sin mujer (1938) de Carlos Montenegro narran la historia de personajes que se enfrentan con el discurso reinante hacia fines del siglo XIX e inicios del XX; sus luchas personales reflejan la complejidad de este arduo proceso que enfrenta a la sociedad contra el “anormal” que atenta contra su bienestar.