Resumen:
La ética desde el principio de responsabilidad (1995) elaborada por Jonas se presenta como una reacción al contexto tecnológico contemporáneo, producto de, principalmente, la relación que se establece entre el hombre y la técnica. Estamos en presencia de una nueva relación, puesto que en nuestro contexto contemporáneo–a diferencia de épocas anteriores- la técnica se manifiesta como ilimitada, en el sentido de que no parece haber fronteras que limiten esta facultad propia del hombre contemporáneo. Asumiendo las vulnerabilidades de la naturaleza y la existencia humana y del mundo, expuestas a la técnica y su avance ilimitado, Hans Jonas propone una forma de ―predecir‖ aquello que el futuro incierto nos depara, elaborando su ―heurística del temor‖. Establece que se debe formular una situación de predicción hipotética respecto al futuro, siendo ésta la más desfavorable para la humanidad, esto con motivo de lograr conocer aquello que debemos preservar. Jonas recurre a los conceptos determinantes que son propios de una ética teleológica para construir los fundamentos de una ética ambiental, buscando así revitalizar los principios metafísicos, la discusión entre el ser y el deber - ser y lo relativo a los fines, dentro de una ética que se dirige hacia la propuesta y elaboración de una ética de la responsabilidad. De esta forma el pensador Alemán realiza un profundo intento por reivindicar a la ontología, es decir, la doctrina del ser, y desde la metafísica y los principios teleológicos referidos al actuar humano, reafirmar los fines que le son propios. Por ello, la primera gran responsabilidad del hombre debe ser de carácter ontológico, la responsabilidad hacia el ser, preservar su existencia y conservar su esencia ante la peor de las amenazas posibles que pueda configurar una civilización tecnológica: