Resumen:
Nunca es tarea fácil estudiar hechos históricos relativamente recientes,
principalmente a causa de los sentimientos o recuerdos que pueden provocar en aquellos que
fueron partícipes y los vivieron de primera mano. Esto es mucho más complejo cuando se
tiene en cuenta que tales acontecimientos involucran las relaciones entre dos países vecinos
que, a un nivel histórico, han tenido mayores desencuentros que acuerdos a lo largo de su
acotada vida independiente. En este caso, nos referimos a Chile por el sur y a Perú por el
norte; concretamente al suceso que mantuvo en jaque a ambas naciones y en pie de alerta a
la “Ciudad de la Eterna Primavera” a lo largo de 1975.
Está demás decir que las relaciones con el país del norte nunca fueron del todo
cordiales, pues el “fantasma” de la guerra del pacífico nunca dejó de rondar entre las
relaciones entabladas por ambos vecinos. Y si bien las cosas se mantuvieron relativamente
frías durante el período que siguió a la Guerra del Salitre hasta la primera mitad del siglo XX,
no sería correcto afirmar lo mismo para fines de la década de 1970, pues, como algunos
medios informaban, el fantasma de una guerra jamás dejó de rondar en la frontera.