Resumen:
“El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para sustentar la vida, el desarrollo y el medio ambiente”. Reza así el primer principio - y más general- propuesto en la Conferencia de Dublín de 19921, pretendiendo establecer los tópicos más relevantes para la gestión integrada de aguas y el carácter limitado del recurso. El germen de este razonamiento primero, es dar sustentabilidad y desarrollo eficaz a la gobernanza hídrica, pero ésta no solo debe ser considerada desde la perspectiva del “acceso”, sino también de la aptitud que ésta presente para el uso humano.