Resumen:
Etimológicamente se entiende el Homicidio como la “muerte causada a una persona por otra” (SERNAM, 2007) Dicha definición nos plantea un ordenamiento conceptual – y además cultural y político- que tiende a ocultar e invisibilizar aquellos crímenes cometidos por hombres en contra de mujeres. Es así que en 1992 Diana Russell y Hill Radford comienzan a utilizar el término “femicide” a través de una investigación que fue publicada con el nombre de “Femicide: the politics of woman killing” Por primera vez una investigación daba cuenta de crímenes en contra de mujeres sustentadas teóricamente en las relaciones de género. El término “femicide” se traduce al español como “femicidio”, lo que para gran parte de las teóricas feministas es un término restrictivo por cuanto sólo es la voz homóloga de “homicidio” y sugiere nada más que el “asesinato de mujeres”. Lo anterior explica porqué en algunos países latinoamericanos los estudios sobre violencia contra las mujeres prefieren utilizar el término “Feminicidio” propuesto por la diputada y feminista mexicana Marcela Lagarde, connotando con ello crímenes contra mujeres “por el sólo hecho de ser mujeres” lo que establece una necesaria diferenciación conceptual, importante y relevante a la hora de estudiar, comprender y establecer medidas de prevención para la disminución de aquellos delitos con resultado de muerte donde las mujeres resultan ser las víctimas.