Resumen:
El inicio de un estudio en disponibilidad léxica está lleno de preguntas o cuestionamientos
acerca de la caja negra llamada ‘cerebro’ y de nosotros como portadores de ésta.
¿Dónde almacenamos las palabras?, ¿Cómo se organizan en nuestra mente?, ¿Cómo
reconocemos los vocablos que vemos u oímos?, ¿Cuáles son las palabras más disponibles?, ¿Qué léxico comparten hombres y mujeres?
Todas estas preguntas, obvias en un trabajo de este tipo, corresponden al misterio que
ronda al almacenaje léxico en un sistema tan complejo como es el cerebro y cómo cada palabra se selecciona, organiza y acciona en un léxico que puede ser activo o pasivo, y que depende del conocimiento conceptual que cada hablante posea de él.
Los estudios en torno al léxico nacen hace alrededor de 50 años atrás en Francia gracias a
la preocupación por este problema. De ahí que la lista de estudios en disponibilidad léxica es interminable, en un paso que va desde Francia hasta España y Latinoamérica (especialmente Puerto Rico), este último inserto principalmente en el marco de Proyecto panhispánico que pretende aunar criterios en la recolección de datos en las pruebas de disponibilidad léxica y componer un diccionario con el léxico de los hispanohablantes.
La diferencia mayor que posee este trabajo, con relación a trabajos anteriores, es la
focalización que se hará en los aspectos psicolingüísticos de composición del lexicón mental y relaciones semánticas más que en aspectos de frecuencia y cantidad de léxico de los sujetos.