Resumen:
En 2018 diversas movilizaciones de mujeres y feministas se levantaron en las
universidades y establecimientos secundarios. ¿La razón? Denunciar las violencias a las que
estamos expuestas y sobrevivimos en nuestro habitar cotidiano en esos espacios. Paros, tomas,
marchas y murgas surgieron en la gran mayoría de las universidades, en las que, por primera vez,
solo mujeres participaban y dirigían una movilización que pronto adquirió un carácter nacional.
El separatismo de nuestras movilizaciones generó resquemores entre “nuestros compañeros”,
quienes acostumbrados a estar en la primera fila de la movilización estudiantil, esta vez se
enfrentaron a la incomodidad de no saber cómo comportarse ante un movimiento que les
presentaba tan ajeno. Por la misma razón algunos medios de comunicación y sectores de la
sociedad nos acusaron de antidemocráticas. Pero nosotras no compartíamos esa visión. El
separatismo fue necesario para nuestro encuentro con nosotras mismas y con otras mujeres; para
que a partir del compartir de nuestras experiencias diversas, ilumináramos todo lo que nos une.
No solo éramos mujeres, sino que pronto nos comprendimos feministas, y esa identidad nos llevó
a situarnos en un momento que portaba la densidad de un movimiento histórico mayor, al que
mujeres de otros tiempos habían contribuido a gestar. Pese a que pudimos reconstruir nuestra
historia como feministas, sobre todo a partir del encuentro y diálogo con las mujeres que
lucharon contra la dictadura, sentíamos que nuestra historia se cortaba en los noventa; como si de
ahí en adelante el poder de los partidos políticos y de los gobiernos civiles fue tan absoluto, que
esa fuerza acumulada del movimiento terminó por esfumarse. Algunas de nosotras intuíamos que
esto no podía ser así, y que no era comprensible que una movilización como la que estábamos
viviendo surgiera de la nada, tras casi tres décadas de supuesta inactividad. Entonces ¿a dónde
fueron las feministas de los ochenta? ¿Quiénes son y de donde vienen las feministas de la
postdictadura? ¿Qué roles jugaron en la llamada “transición a la democracia”?
Cuento esta historia porque desde ahí me sitúo para realizar esta investigación. Esta
historia que es personal y a la vez colectiva es la que me llevó a plantearme este problema de
investigación, el que tras un proceso de lectura y reflexión más acabada, me permitió plantearla
en los términos expresados en las páginas que siguen. Los procesos de transición a la democracia vividos en distintos países del mundo han sido
motivo de numerosas investigaciones que se han centrado tanto en teorizar sobre el concepto
“transición” y en sus elementos constitutivos, como en intentar construir marcos analíticos que
permitan una aproximación certera y transversal a todos estos procesos. Debido a que, ante todo,
la transición es entendida como el proceso a través del cual se realizan las condiciones
procedimentales mínimas para que la democracia entre en la fase de consolidación y
profundización, indagar en un proceso transicional supone necesariamente reconocer los aspectos
esenciales del periodo político que le antecede así como del que le sucede.