Resumen:
El sonido y el hombre se relacionan desde el comienzo de la historia. Son manifestaciones de su propio cuerpo, de la naturaleza del ser y del medio. Va recorriendo y tomando elementos, generando sonidos y encontrando nuevas armonías en la naturaleza. Esto se ve reflejado ya desde la antigüedad, en el año 3000 A.C. en India y en China, se desarrollaban instrumentos musicales y en el antiguo Egipto donde se conseguía incluso el conjunto orquestal por medio de arpas, tambores, flautas, trompas, etc. Los griegos son los que realizan la concepción de un espacio adecuado para el desarrollo de la voz en un lugar. Una relación del sonido con la arquitectura y si lo vemos mejor, una relación arquitectónico musical. Entienden que la voz necesita en un espacio una serie de requerimientos para que sea escuchada por grupos de oyentes o espectadores y esto lo hacían mediante una serie de
medidas para proporcionar una buena audición. En éstos descubren la posibilidad de poder reflejar el sonido y reforzar así una audición directa dirigida hacia el público, un elemento que es aplicado en la
actualidad.
Si analizamos diferencias entre la antigüedad y el presente, en cuanto a los recintos y su relación con el espacio, podemos decir que en la antigüedad no había mayores fenómenos de ruidos exteriores
molestos, casas muy simples en un nivel y sus calles tranquilas. Sin embargo, hoy en día todo esto es muy distinto, la acústica arquitectónica es un problema real. Los teatros actuales son cubiertos,
además hoy existe una serie de clasificaciones de recintos cerrados, por ejemplo, cines, salas de teatro, opera, música, comedia, etc. Cada uno de éstos, responde a fines acústicos distintos, por que se necesitan respuestas distintas.
Es esencial que los Arquitectos manejen herramientas y criterios de diseño acústico para la elaboración de una buena arquitectura, a fin de alcanzar un buen confort acústico y tener una buena calidad de vida.