Resumen:
Una de las novedades de las distintas Reformas educativas a las que
asistimos en la actualidad es la incorporación de los objetivos transversales: Estos
objetivos habrían estado presente durante años en el ámbito educativo bajo la
denominación de “Curriculum Oculto”, y que hacía alusión a una serie de enseñanzas que
se vinculaban con los valores. La idea de la transversalidad pretende incorporar dichos
temas a lo largo de todo el Curriculum e implica asumir los temas transversales ya sea en
forma vertical, a través de los planes de estudio o en forma horizontal, más allá de lo las
asignaturas, permeando todo el quehacer educativo. Clarifiquemos la idea de
transversalidad con la siguiente cita: "De este modo la transversalidad no sólo señala
aquellos contenidos educativos que se consideran necesarios, sino que se ocupa
fundamentalmente del sentido y de la intención que a través de estos aprendizajes quieren
conseguirse; se trata así de una auténtica Educación en valores, un modelo ético que debe
ser promovido por toda la institución y por el conjunto del curriculo. El carácter
transversal afecta, pues, a las asignaturas, pero las desborda, refiriéndolas a objetivos y
actividades más generales… No se trata sólo de, la colaboración interdisciplinar de las
distintas materia,…la tansversalidad apunta al desarrollo integral de la persona,
asumiendo el sistema educativo una perspectiva ética y una visión del mundo solidaria y
responsable respecto de él, una dimensión que dé sentido a estos conocimientos y permita
entender y actuar…".(GONZALEZ, Mª. C.1996).
Podemos afirmar que la transversalidad al incorporar valores y actitudes,
impone el desafío a la escuela de definir una visión de mundo, la que lleva de la mano una
concepción ética. A la vez llama a la escuela a que diseñe una estrategia de enseñanza -
aprendizaje para los contenidos valóricos de esa visión de mundo, y por último, y con igual
grado de énfasis exige que genere mecanismos de retroalimentación que permitan evaluar
la efectividad de la enseñanza transversal, cuya óptima expresión debería observarse en
comportamientos concretos de los alumnos frente a las diversas situaciones que la vida les
presente. La determinación del grado de coherencia entre la visión de mundo a la cual
adscribe la institución educativa y las conductas de los individuos que asistieron a los
programas de formación, permitirá estimar la efectividad del proceso educativo, y a la vez orientará los cambios que deberá asumir la escuela.