Resumen:
Aun cuando el aprendizaje de una segunda lengua y su uso son
básicamente actividades interactivas que dependen de varios tipos de relaciones con otros y sus culturas, el proceso de aprendizaje de ésta, se encuentra fuertemente influenciado por factores de la personalidad. Así, nuestras motivaciones, el ambiente en el cual se da el proceso y la forma en que pensamos acerca de nosotros mismos y acerca de nuestras capacidades pueden facilitar o impedir el aprendizaje.
Conscientes de la importancia de los factores afectivos, a fines de los años setenta y en los años ochenta, representantes de la corriente humanista de la enseñanza de idiomas, buscaron nuevas formas de enriquecer el aprendizaje de una segunda lengua a través de la incorporación de aspectos de la dimensión afectiva de los estudiantes.