Resumen:
Las conductas disruptivas han sido fuente de observación en los establecimientos educacionales en estudiantes que presentan discapacidad intelectual leve y moderada. Estos comportamientos pueden estar estrechamente relacionados con el ambiente o contexto en el cual las
habilidades sociales de estos individuos se desarrollan, destacando que en reiteradas ocasiones estas conductas son ignoradas, tomándose medidas momentáneas según la gravedad de esta. Actualmente no existen herramientas que les permitan a los docentes realizar un trabajo de prevención e intervención ante estas conductas, ya que ellos son la primera línea de relación interpersonal con la diversidad de estudiantes. Por lo tanto, se hace inminente la realización
de una investigación donde se pueda generar a través de la normativa vigente, orientaciones nacionales e internacionales, un protocolo de acción. Este se guiará a través de la psicología educativa y desarrollo de buenas prácticas inclusivas que favorezcan la coordinación de actuación y aplicación de medidas a través de un trabajo colaborativo con la comunidad educativa, por lo que se busca responder de forma coherente y cohesionada dentro del aula ante la presencia de conductas disruptivas con la intención de proporcionar un ambiente propicio de aprendizaje y enseñanza donde la inclusión sea el principal objetivo.